‘Albert Ramoneda Studio’ es un estudio de diseño multidisciplinar con una especialización marcada en el interiorismo. La atención al detalle es una de sus principales características, asegurándose de que cada aspecto del proyecto refleje la visión y la ilusión del cliente. Se dedican a transformar esos sueños e ideas en proyectos tangibles, creados de manera única y especial para cada cliente.
Podría decir que empecé en el mundo del diseño a través del escaparatismo, pero mis inicios, en cuanto a estudios se refieren, fueron con el diseño industrial, disciplina que deje apartada, ya que sentía que mi vocación se decantaba hacia el tratamiento del espacio.
Mientras estaba cursando los estudios de escaparatismo y visual merchandesign ya empecé a hacer algunos proyectos, y a través de aquí surgió la oportunidad de trabajar en una empresa donde realizaba los escaparates de reconocidas firmas.
Seguidamente, empecé a estudiar diseño de interiores, donde descubrí mi auténtica pasión, a la vez que surgió mi interés por el diseño gráfico.
Me acuerdo que en segundo de la ESO en la asignatura de inglés nos hicieron presentar que queríamos ser de mayores y me acuerdo que dije que interiorista, y al tiempo, un día me vino ese recuerdo y desde entonces lo tengo bien nítido en mi cabeza.
Desde pequeño he tenido claro que me quería dedicar al mundo del diseño o el arte, por eso creo que también he probado varias disciplinas relacionadas, pero el foco fundamental siempre ha sido la decoración de interiores.
El diseño gráfico forma parte fundamental del interiorismo tal como yo lo entiendo, ya que, por ejemplo, un restaurante con un trabajo de interiorismo impecable, pero con una gráfica mal aplicada, pierde toda la fuerza, al mismo tiempo que en un interior vemos diseño gráfico por todas partes, desde los estampados de un papel pintado hasta los detalles fresados de unas puertas.
Me gusta decir que no hacemos lo que está de moda, ya que la moda pasa, y la intención es hacer espacios contemporáneos pero que perduren en el tiempo, tanto en calidad como con estilo. Nuestros interiores son coloridos y con carácter, atemporales, pero con un cierto tono divertido.
Creo que lo fundamental es no querer forzar tu estilo como interiorista, primero de todo se tiene que respetar la arquitectura del espacio, ya que dependiendo de cómo sea te va a pedir una cosa u otra. No es lo mismo un palacete modernista que un local brutalsita con estructuras vistas de hormigón.
Y lo más importante para mí es que se refleje la personalidad de los clientes en el espacio, por eso nuestros proyectos son bastante diferentes los unos de los otros, ya que cada cliente tiene su propia personalidad, lo que sí que hacemos, y de una forma natural, es que en todos nuestros interiores se nota nuestro sello.
Por descontado, el interiorismo marca como tú te desenvuelves en un espacio y puede hacer que cambie tu actitud y tu forma de desenvolverte en él. No es lo mismo una casa en la costa con muebles bajos de colores frescos y con sofás mullidos en lino, que un piso señorial en la ciudad con alfombras de seda y mesas de mármol.
Fue uno de los primeros proyectos, que fue la conversión de un palacete modernista, que reconvertido en restaurante, y nuestro proyecto era adaptarlo a oficinas.
Me despertaba por la noche pensando en los colores y los materiales, ya que era un proyecto enorme e iban un montón de acabados, y la gracia es que cuando tú estés en el espacio sintieras una armonía visual donde pasaban muchas cosas, pero que no te afectasen al verlo y tuvieras una sensación de calma y serenidad.
Diseñé personalmente las mesas de mármol de las salas de juntas y respetamos todas las intervenciones posibles hechas durante el transcurso del tiempo, como por ejemplo los arrimaderos del antiguo restaurante o la gran barra de mármol que ahora es la recepción.
De aquí aprendí a respetar la arquitectura y a proyectar lo que los clientes querían que transmitiera el espacio a los usuarios, y sobre todo a trabajar de una menara sostenible.
Me inspira sobre todo los materiales y las texturas, y sobre todo el color, tanto puede ser de un cuadro o un jardín, el color de un coche o el estampado de una chaqueta.
Creo que los interioristas tenemos la responsabilidad de entrar en el espacio más íntimo de una persona, que es su casa, el marco donde va a crear los recuerdos más importantes de su vida.
Por eso mismo, es fundamental anticiparse a sus necesidades y saber lo que quieren antes que ellos mismos lo sepan.
El momento más feliz es cuando terminas el proyecto y ves a los clientes lo felices que están, y sobre todo cuando superas sus expectativas, este momento es por el que merece la pena todo el esfuerzo.
«Los interioristas tenemos la responsabilidad de entrar en el espacio más íntimo de una persona, que es su casa, el marco donde va a crear los recuerdos más importantes de su vida»
Dependiendo de lo que entendamos por lujo, en el estudio pensamos que el lujo no tiene que ser prohibitivo ni excluyente, el lujo puede ser asequible y alcanzable.
Pienso que el lujo en el interiorismo es el escenario donde poder disfrutar de un espacio pensado para ti y los tuyos, y donde se van a crear los momentos más importantes de tu vida.
Es una caja blanca, pero con muchas texturas y colores. Aparte es el sito donde pruebo distribuciones y combinaciones. Siempre hay muebles de más y cada vez que vienes verás cosas distintas, es como mi laboratorio.
Me gustaría seguir creciendo pero tener un estudio pequeñito, y mi sueño sería hacer el hall de un hotel, ya que para mí las entradas tienen que tener un punto onírico y en un hotel permite que puedes desplegar todos los recursos de fantasía e ilusión.